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RACHAS DE VIENTO...

A veces hablo del viento y de sus rachas... a veces hablo del viento y de como me alborota los rizos, a veces hablo del viento y de como me hace entornar los ojos, a veces hablo del viento y lloro... 
Algunas veces hablo de las rachas del viento y de sus maneras de golpearme, algunas veces hablo de las rachas del viento y de como me cambian los andares... 
Siempre hablo del viento y de su forma de aliviarme, siempre hablo del viento y de como me vuelve indomable...

Y de esa manera indomable nace la fuerza que me hace seguir... Este mes ha sido caótico y el resumen económico es malo. Coincidiendo con el cierre del mismo hago balance y la conclusión es la siguiente:

Recuerdo pocas cosas en la vida que me hayan resultado fáciles, siempre he tenido que trabajar en ello para sacar lo que fuera, dónde fuera, como fuera, sentirme realizada y feliz conmigo misma. Este mes ha sido duro y auguro que los siguientes también, incluso visiono el resto del año como una cuesta arriba de la que tengo que sacar fondo, un fondo para no ahogarme en el intento, para que aunque vaya al "trantran" tenga la suficiente base como para no replegar alas... 


Está costando recuperar a los clientes que han sido mal tratados, los que vienen se van contentos y yo lo único que pienso es en si realmente volverán, quiero pensar que sí, siempre pregunto qué les ha parecido el trabajo y si tienen alguna sugerencia espero que me la digan, estoy dispuesta a escuchar, valorar y actuar en consecuencia. 
Este mes he tenido/tengo clientes que se paran a charlar conmigo, clientes a los que saco sonrisas, clientes que me muestran su cariño sin apenas conocerme y clientes peludos que me dan absolutamente todo. He tenido clientes con preguntas variopintas, clientes que me han hecho encargos y clientes que me dicen que me recomiendan en los corrillos perrunos del parque.

He tenido días de no hablar con nadie, he tenido días en los que la caja era cero, he tenido días en los que gente de a pie entraba para venderme cosas mientras se buscaban la vida... y esos días son los más duros porque quién me dice a mi que no podría ser yo la que preguntase si te engraso los cierres, si me compras un juego de cuchillos, una camiseta o un paquete de clínex... Luego llego a casa, me siento en el borde de la cama, miro al suelo y lo único que me consuela es estirar las alas, pestañear y explotar... intento que el sueño me abrace y cuando quiero ser consciente suena de nuevo el despertador, otro día más en el que me levanto con fuerza, intentando tener mente positiva y sonrisa en la cara. Batería al 100% cargada intentando aguantarla hasta la hora del cierre, retener el último porcentaje hasta llegar de nuevo a casa...

Pero pesa más lo bueno, pesa más lo reconfortante de ir contenta a trabajar, ir a construir tu vida, a disfrutar con lo que haces, pesa más el esfuerzo, pesa más el ver como cambian las rachas de viento y observar como se llena de vida tu negocio, huellas peludas que pasean por tu suelo, ese sonido es simplemente genial y es que Petzuñas soy yo, pero indiscutiblemente son ellos... y sólo puedo decir gracias por este primer balance porque sin él no podría valorar lo que me gusta mi trabajo, no podría valorar lo que me gusta alzar el vuelo...   

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